«El favor» «La bondad es el único capital que, aunque se gaste, nunca se agota.»
— Proverbio chino
Julián encendió un cigarrillo mientras Laura lo observaba, impasible. El café en sus manos estaba frío, pero ni se inmutaba. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron, pero ambos sabían por qué estaban ahí.
—Necesito que me hagas un favor —dijo él, sin rodeos.
Laura lo miró, esperando. No había preguntas. Solo un silencio pesado entre ellos.
—Es mi hermano… —Julián tragó saliva—. Necesito que lo detengas. Antes de que haga algo peor.
El humo del cigarrillo se mezcló con el aire helado de la pequeña cafetería. No hacía falta decir más. Ambos sabían a lo que se refería. El hermano de Julián era un desastre, un peligro. Y Julián no podía con él.
Laura apartó la mirada, hacia la ventana sucia. Pasaron unos segundos que parecieron horas.
—Está bien —dijo al fin, levantándose de la mesa—. Lo haré.
Julián la observó salir, incapaz de moverse. El alivio no llegó. Solo quedó el frío y una certeza aterradora: había condenado a su hermano. Pero, peor aún, había condenado lo que quedaba de Laura.
El cigarrillo seguía ardiendo en su mano temblorosa.