IPomoea Blue
La tortuga que quería bailar.
Había una vez una tortuga llamada Tita, a quien le encantaba ver a sus amigas, las liebres, bailar y saltar en el claro del bosque. Ellas giraban con tanta gracia, brincaban tan alto y se movían tan rápido que Tita no podía dejar de observarlas, completamente fascinada.
—¡Qué bonito bailan! —suspiraba Tita—. Ojalá yo pudiera bailar así de bien.
Una tarde, mientras Tita las miraba desde lejos, Lina, la liebre más rápida de todas, la vio.
—¿Por qué no te unes a nosotras, Tita? —le dijo Lina con una sonrisa amigable.
Tita bajó la cabeza, un poco avergonzada.
—Soy muy lenta… —dijo con tristeza—. Nunca podré bailar como ustedes. Mis patas son pesadas, y mis movimientos, tan torpes y lentos…
Lina, con ternura, se acercó y puso una de sus patas sobre el caparazón de Tita.
—No tienes que moverte rápido para bailar, Tita —le dijo con suavidad—. Cada uno tiene su propio estilo. Lo más importante es sentir la música y disfrutarla.
Aunque no estaba del todo convencida, Tita decidió intentarlo. Al día siguiente, mientras las liebres saltaban y giraban velozmente, ella cerró los ojos y empezó a mover sus patas al compás del viento que soplaba suavemente. Sus movimientos eran lentos, pero Tita los disfrutaba. Sentía la tierra bajo sus patas y el calor del sol sobre su caparazón, lo que la hacía sonreír.
De repente, las liebres dejaron de bailar y la miraron, asombradas.
—¡Miren a Tita! —exclamó Lina, radiante—. ¡Está bailando!
Tita abrió los ojos, y al notar que todas la estaban observando, se sintió algo nerviosa. Sin embargo, al ver las sonrisas en los rostros de sus amigas, continuó bailando, disfrutando de cada paso lento y suave que daba.
—Bailas hermoso, Tita —le dijo Lina con admiración—. No necesitas ser rápida. Cada uno tiene su propio ritmo, y el tuyo es perfecto tal como es.
Desde entonces, Tita bailaba todos los días en el claro del bosque. No lo hacía rápido ni saltando como las liebres, pero eso no importaba. Había aprendido que cada quien tiene su propio ritmo, y lo más importante es disfrutar el momento a su manera.
Moraleja: No necesitas ser el más rápido o moverte como los demás. Lo esencial es disfrutar lo que haces, a tu propio ritmo.
Actividades de Infantil. Preguntas de comprensión oral para niños de preescolar basadas en el cuento:
- ¿Cómo se llamaba la tortuga del cuento?
- ¿Qué les gustaba hacer a las liebres en el claro del bosque?
- ¿Por qué Tita pensaba que no podía bailar como las liebres?
- ¿Qué le dijo Lina a Tita para animarla a bailar?
- Cuando Tita empezó a bailar, ¿cómo se movía? ¿Rápido o lento?
- ¿Qué hicieron las liebres cuando vieron a Tita bailar?
- ¿Cómo se sintió Tita cuando vio que las liebres la estaban mirando?
- ¿Qué aprendió Tita sobre el baile al final del cuento?
- ¿Por qué no es necesario bailar rápido para disfrutar?
Estas preguntas ayudan a reforzar la comprensión del cuento, y además fomentan que los niños reflexionen sobre los sentimientos y las enseñanzas que contiene la historia.
¿Cómo se llamaba la tortuga del cuento?
¿Qué les gustaba hacer a las liebres en el claro del bosque?
¿Por qué Tita pensaba que no podía bailar como las liebres?
¿Qué le dijo Lina a Tita para animarla a bailar?
Cuando Tita empezó a bailar, ¿cómo se movía? ¿Rápido o lento?
¿Qué hicieron las liebres cuando vieron a Tita bailar?
¿Cómo se sintió Tita cuando vio que las liebres la estaban mirando?
¿Qué aprendió Tita sobre el baile al final del cuento?
¿Por qué no es necesario bailar rápido para disfrutar?
